El ex jefe de Prisa Cebrián dice que Fernando Simón es «un señor bastante bobo»
El periodista se mofa del epidemiólogo al frente del máximo órgano de control de enfermedades contagiosas en España
«Es difícil mantener la coherencia en un equipo de Gobierno desnortado por la incidencia sanitaria, contra la que ha luchado manteniendo al frente a un señor bastante bobo», afirma el ex jefe de Prisa Juan Luis Cebrián sobre el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Sin citarle, Cebrián critica la actuación de Simón en un artículo publicado este lunes en ‘El País’, el diario que dirigió durante años. Según Cebrián, el papel desempeñado por Simón no dejará «bien parada» a la «ciencia epidemiológica, si existe tal cosa», tras «esas comparecencias en las que los políticos se escudan en los expertos y los expertos en los políticos».
No es la primera vez que Cebrián abre fuego amigo contra la gestión de la pandemia del Gobierno socialcomunista de Sánchez e Iglesias en su columna de opinión semanal en ‘El País’. Ya en el mes de marzo aseguró que se había minimizado la amenaza que ha supuesto el COVID-19 para la salud de los españoles, entre otros, por parte del «funcionario todavía hoy al frente de las recomendaciones científicas que osó decir entre sonrisas que no había un riesgo poblacional» de contagios.
«Ha reaccionado tarde y mal. Faltan camas hospitalarias, falta personal médico, faltan respiradores, y falta también transparencia en la información oficial. En nuestro caso los periodistas tienen incluso que soportar que sus preguntas al poder sean filtradas por el secretario de Comunicación de La Moncloa», escribió entonces sobre Simón en referencia a su papel como portavoz del Ministerio de Sanidad durante la pandemia.
El ex factotum de Prisa ha vuelto a la carga este lunes en un texto en el que analiza la crisis del coronavirus más allá de lo puramente sanitario: «El desafío al que nos enfrentamos tiene características todavía más inquietantes: se refiere a la necesidad de instaurar un nuevo modelo de convivencia que garantice la solidez de la democracia. No es la estúpida nueva normalidad, sino el mundo del inmediato futuro lo que hay que construir».
«En una situación como la actual un Gobierno verdaderamente progresista debería propiciar más el debate intelectual que los eslóganes y pasquines a que nos tiene acostumbrados. A Pablo Iglesias hay que reconocerle que ha teorizado en numerosas ocasiones sobre estos temas. Siempre me ha parecido que, aunque su diagnóstico es relativamente acertado, sus propuestas de solución resultan erróneas. Encaramado al populismo y acosado por contradicciones personales, temo que esté echando a perder su vocación intelectual sin que logre en cambio asaltar los cielos. Podemos tiene en cualquier caso un proyecto para España, que ya se ensayó en Venezuela y Bolivia con los lamentables resultados que conocemos. El problema es que el Partido Socialista Obrero Español no tiene proyecto alguno, o por mejor decir tiene una variedad de ellos, siempre que el que se aplique garantice el poder a su actual líder», apunta Juan Luis Cebrián.
«Podemos tiene en cualquier caso un proyecto para España, que ya se ensayó en Venezuela y Bolivia con los lamentables resultados que conocemos. El problema es que el PSOE no tiene proyecto alguno»
Y considera Juan Luis Cebrián que «la destrucción del orden representativo» en España «se debe sobre todo al estupor y el miedo que provoca la globalización, sentimientos magnificados ahora por la pandemia» y «tiene que ver con el desplazamiento de los centros de poder y el agotamiento de las estructuras políticas y mediáticas que vertebran la toma de decisiones».
«Con un programa así», afea Cebrián el pacto de Gobierno entre PSOE y Podemos para mantenerse en La Moncloa, «es difícil mantener la coherencia en un equipo de gobierno desnortado por la incidencia sanitaria, contra la que ha luchado manteniendo al frente a un señor bastante bobo».
«La ciencia epidemiológica, si existe tal cosa, no saldrá bien parada de esas comparecencias en las que los políticos se escudan en los expertos y los expertos en los políticos. Pero la obligación de los que mandan, además de salvar vidas como dicen, es liderar la reconstrucción o, por mejor decir, construir el nuevo orden. El económico desde luego; el moral y político también. Nada de eso se puede ni se debe hacer con el apoyo de solo una mitad del arco parlamentario, ni tampoco desde el cortoplacismo de quienes están dispuestos a pagar cualquier precio para derribar al Gobierno o para mantenerse en él. La crisis constituyente no es fruto del coronavirus sino del desprestigio de las instituciones y de quienes las encarnan. Es una tontería decir que ahora no es el momento de afrontarla. ¿Cuándo entonces? Pero no se puede hacer con un Gobierno de la señorita Pepis. Se necesita un equipo que sepa mirar la realidad e interpretarla, y no busque de continuo el sonrojante aplauso de un conjunto de diputados empachados de ideología», concluye Juan Luis Cebrián.